Desde una edad temprana, Carlos nutrió un amor profundo por la arquitectura. Sus ojos se maravillaron con la interacción entre los espacios y la luz, los volúmenes y las formas. Sin embargo, como muchos arquitectos jóvenes, inicialmente se centró en los aspectos técnicos y estéticos de su trabajo. Confesó que en sus inicios, a menudo pecaba de concentrarse únicamente en los volúmenes y la luz, pasando por alto los pequeños detalles que podrían marcar la diferencia. 

Fue su inmersión en el mundo del mobiliario lo que transformó su perspectiva. Al involucrarse en la creación de muebles y objetos, Carlos comenzó a valorar los pequeños detalles de una manera completamente nueva. Se dio cuenta de que eran estos detalles los que dotaban a sus proyectos de un carácter único y personalidad. Hablando de su viaje, mencionó cómo explorar la textura de la piedra capturó su atención de manera especial. Para él, la piedra era más que un material; era una oportunidad de experimentar la dualidad y la fuerza en la arquitectura. 

Carlos destacó la importancia fundamental de los materiales en la arquitectura. Para él, los materiales no eran simplemente componentes físicos de una estructura, sino elementos que generaban un lenguaje y contaban una historia propia. En su opinión, México estaba en una posición envidiable tanto arquitectónica como creativamente, con una rica diversidad de materiales disponibles para los diseñadores. Señaló que la materialidad no solo era el alma de un proyecto, sino una parte esencial de la narrativa que un arquitecto busca expresar. 

El arquitecto desmintió la noción de que un material pudiera ser intrínsecamente «bueno» o «malo». En cambio, enfatizó que los materiales son herramientas para expresar conceptos y transmitir emociones. Cada material tiene un carácter único, y el desafío radica en comprender lo que ese material quiere comunicar y cómo encaja en el concepto global del proyecto. Afirmó con pasión que, si bien los volúmenes y las formas son esenciales, los materiales son el medio a través del cual el concepto toma forma y se comunica con el observador. 

Al final, Carlos dejó una reflexión profunda: «Los materiales son una parte fundamental para transmitir tu concepto». Su búsqueda constante de nuevos modos de experimentar con los materiales y su dedicación para comprender su esencia nos invitan a explorar la arquitectura más allá de lo superficial. A través de esta entrevista, hemos aprendido que cada proyecto arquitectónico es una oportunidad de contar una historia única, y los materiales son las palabras con las que se teje este relato. Carlos H. Fernández nos ha mostrado que, en la intersección entre la creatividad y la materialidad, se encuentra la verdadera magia de la arquitectura. 

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